sábado, 31 de octubre de 2020

John Stuart Mill: un filósofo se entretiene con las plantas (NE ibérico, 1860)

"My next botanizing was in a walk in the dusk near Guadalaxara, the place where the railway from Madrid towards Zaragoza at that time terminated; it has since been extended further. This little town is made imposing by the vast château of the Mendozas, a building which tells of Spain in what are called her great ages, being in reality the ages by which she was ruined. The only new plant which met my eye was Reseda undata, now identified with R. alba, a plant of our gardens, sometimes found in England as an escape from culture, to me indissolubly associated with the place where I first saw it, the ruins of Nero's Golden House."

 

             La lengua inglesa sorprende de vez en cuando con neologismos creados a partir del latín, o de términos griegos latinizados, pero que no tienen un equivalente directo en las lenguas románicas actuales. To botanizer es uno de ellos, y a menudo se utiliza sólo en gerundio. Define perfectamente en qué consiste la actividad de los botánicos cuando exploran un territorio, independientemente de la intensidad con la que se dediquen a ello. En caso de que trataremos hoy, es un aficionado inglés que "botaniza", durante poco más de un mes, por el NE ibérico.

             John Stuart Mill (1806-1873) está considerado el gran filósofo liberal inglés del siglo XIX. Fue el producto, único e irrepetible, de un experimento educativo llevado a cabo por su padre, James Mill, bajo la influencia de la filosofía utilitarista de su amigo Jeremy Bentham (1748-1832). Con el padre como único maestro y él como único discípulo y aislado de otros chicos de su edad, recibió una educación muy rigurosa, donde destacaron latín y griego, historia, lógica y economía política. Por su casa pasaban a menudo algunos de los intelectuales amigos de su padre como David Ricardo o, por supuesto, Jeremy Bentham. De joven fue un gran defensor y propagandista de la filosofía benthamiana del utilitarismo es bueno todo lo que conlleva o va dirigido hacia la felicidad de los individuos, aunque con los años evolucionó hacia el socialismo. Fue uno de los más destacados defensores del derecho al sufragio femenino, de la supresión total de la esclavitud, de la autonomía de Irlanda y de los sindicatos obreros. Sus obras sobre la libertad, la lógica, el derecho de sufragio o los sistemas de representación política tuvieron gran trascendencia intelectual y social. Aunque firmó en solitario casi toda su obra, en la autobiografía reconoce que gran parte del mérito de sus trabajos de madurez es gracias a su esposa Harriet Taylor (1807-1858) o a la hija de ésta, Helen Taylor (1831-1907), que nunca quisieron firmarlos con él. Tras su muerte en 1873, Helen Taylor se convirtió en una activista de diversas causas progresistas y ya alzó su propia voz, destacando en la lucha por el sufragio femenino y por la reforma del sistema educativo.

             La relación de J.S. Mill con la botánica venía de lejos. El año 1820, con catorce años, estuvo en el S de Francia invitado por la familia del general Samuel Bentham hermano de Jeremy Bentham para pasar una temporada. Hizo con ellos una excursión por los Pirineos: Pau, Bayona, Banhèras de Luishon y ascensión al pico del Midi de Bigorre. Se quedó todo un año y ya se aficionó a la botánica, aunque lo consideró siempre como un entretenimiento. Hay que suponer que ayudó la influencia de Lady Bentham, Mary Sophia (c. 1765-1858), gran aficionada a las plantas, y de George (1800-1884), el hijo mayor de la familia, que en aquellos años también estaba descubriendo la botánica ver la entrada del blog de diciembre de 2017.

John S. Mill y Helen Taylor [de Wikipedia]


             El viaje de hoy lo hicieron John S. Mill y Helen Taylor, su hija adoptiva, desde mediados de abril a mediados de mayo de 1860. En aquella época residían gran parte del año en Aviñón, ciudad donde estaba enterrada su esposa, que había muerto allí hacía poco.

            El relato se publicó fragmentado en cinco partes. La primera entrega comienza con una introducción sobre las características fisiográficas de la península Ibérica. Destaca la falta de trabajos botánicos sobre el territorio y comenta la situación de España, alabando los progresos conseguidos en los últimos tiempos, tanto sociales –abolición de la Inquisición, final de las guerras civiles [evidentemente, no sabía que las guerras carlistas todavía no habían terminado] como económicos red de ferrocarril aceptable, alojamientos razonablemente cómodos, agricultura en desarrollo y es claramente optimista sobre el futuro del país. El resto del capítulo está dedicado a la flora de Cataluña. Aquí no señala ningún trayecto y parece que sus recolecciones se limitan, además de Montserrat, a los alrededores de Barcelona indica Montjuïc y las montañas de Barcelona [Tibidabo?]; tan sólo al final dice que a mediados de mayo, es decir, cuando ya se iban, visitó las colinas alrededor de Girona. La parte dedicada a la flora es extensa, aunque no se aleja mucho del litoral. Así, habla de la flora de encinares, matorrales, alcornocales, plantas arbustivas de suelos carbonatados ...

             La segunda y tercera entrega tienen el mismo encabezamiento: Tarragona, Valencia, Zaragoza. Comienza alabando la riqueza y novedades que encuentra en los alrededores de Tarragona, y luego pasa a explicar la plana alrededor de Valencia y algunas de las plantas que más le llaman la atención. De Valencia a Madrid viajan en tren, con una única parada de una hora en Almansa, que le permite dar un paseo en un margen entre cultivos. En Madrid no herboriza y se dedican a recorrer la ciudad y "its almost unrivalled picture-gallery". En cambio, no cree que sean muy atractivos, desde el punto de vista botánico, los alrededores de la ciudad. El siguiente trayecto lo hacen en tren hasta Guadalajara, donde termina la línea. La próxima parada es en Alcolea del Pinar, que él sitúa en Aragón. Aquí la floración viene con retraso y observa que, a primeros de mayo, las aliagas no están todavía en flor mientras que en los alrededores de Avignon ya estaban florecidas en febrero y tan sólo habla de unas pocas plantas anuales. Más tarde, en Zaragoza, la herborización ya es más provechosa y la lista de plantas es considerable. En cambio, de la herborización en Lérida  tan solo comenta las plantas que no había visto todavía en España: Silene conica y S. conoidea, Nonnea ventricosa y Malcolmia africana. El capítulo termina con las plantas que puede atisbar desde la diligencia en el trayecto entre Lérida y Tarragona.

             La cuarta entrega está dedicada a Montserrat, que visitan durante la segunda semana de mayo y donde se alojan en el monasterio. Describe las diversas posibilidades de acceder desde Barcelona y se muestra entusiasmado con su flora, sobre todo Ramonda myconi, que ya conocía de Gavarnie. La lista de plantas es muy extensa* y los comentarios numerosos.

             La última entrega corresponde a un trayecto de dos días, a finales de mayo, por los "Spanish Pyrenees". Parece que al salir de Cataluña se fueron a la vertiente N de los Pirineos orientales, pero como la primavera venía con retraso había pocas plantas en flor, así que optaron por ir a la cara meridional. Remontaron el curso del Tet hasta Montlluís, para continuar hacia la Cerdanya y Puigcerdà y, desde allí, bajaron por el valle del Segre durante todo un día, llegando a la Seu d'Urgell ya después de la puesta del sol. Presenta un buen listado de plantas, pero no se atreve con las rosas, que le sorprenden por la gran diversidad. Desde la Seu retornan a Francia por Andorra, y aquí vuelve a dar una extensa lista de plantas, muchas de ellas con comentarios diversos.

             En conjunto, el relato se centra en las plantas, incluyendo descripciones de los principales cultivos y algunos aspectos del paisaje, y aunque el objetivo del viaje debía ser conocer sobre todo las ciudades, de éstas nos explica bien poco. En realidad pasa poco rato herborizando y, excepto en la visita a Montserrat o en alguna salida por los alrededores de Barcelona, ​​la mayor parte de las plantas están recolectadas a toda prisa en las paradas de la diligencia o en paseos apresurados en los alrededores de las ciudades donde pernoctaban. Para determinar las plantas lleva tres libros, la Flore de France, de Grenier & Godron, el que llama el Compendium de Persoon [hay que suponer que es el Synopsis Plantarum] y The tourist 's flora, de J. Woods, que precisamente no incluye España. En general muestra un buen conocimiento de las plantas, aunque también aparece algún error de determinación. Sus comentarios dejan ver a alguien con experiencia en la flora del S de Francia Lenguadoc, Provenza, Rosellón y Pirineos, y a menudo añade también observaciones sobre la flora de Sicilia, Roma o Inglaterra. Pero, sorpresivamente, también puede incorporar una larga digresión sobre las especies de Asphodelus, en el que aprovecha para recomendar a los botánicos ingleses que visiten la península de Bretaña en Francia.

             Entre 1840 y 1862 envió una veintena de comunicaciones sobre plantas a la revista Phytologist [hasta 1855 Phytologist: a popular botanical miscellany, que luego cambió a The Phytologist: a botanical journal]. La mayoría corresponden a notas breves sobre flora inglesa, bien en referencia a alguna planta en concreto o bien listas de plantas presentes en alguna localidad. El relato del viaje por el NE ibérico destaca entre ellos por su extensión. Cuando murió, en Aviñón, parece que estaba preparando una flora del departamento de Vaucluse. Al menos una parte de su herbario se conserva en Kew, donado por su hija. El gran naturalista y también poeta Jean-Henri Fabre (1823-1915) le dedicó un género de ascomicetes, Stuartella.

            Su libro On Liberty aún hoy día es regularmente traducido y publicado.

 

J.S. Mill (1861-62). A few days botanizing in the North-Eastern Provinces of Spain, in April and May, 1860. The Phytologist London, n.s. 5: 225-236, 296-303, 327-330, 356-362 (1861); 6: 35-45 (1862). [Disponible en Biodiversity Heritage Library]

 

* La parte del viaje correspondiente a la visita a Montserrat ha sido analizada en detalle por A. Blanquer Hernández (2003). Una herborització a Montserrat a la primavera de 1860. Butlletí de la Institució Catalana d'Història Natural 71: 51-58.