El libro del que hoy nos ocupamos es
difícil de clasificar. No es únicamente una biografía, ni un libro de
aventuras, ni un tratado de geografía, aunque hay un poco de todo esto en él.
Está centrado en la figura de R.E. Schultes y sus exploraciones en la cuenca
amazónica –Colombia, Brasil y Ecuador– y en la cordillera andina entre los años 1941 y
1953. También tienen un papel muy destacado los viajes de sus discípulos Tim
Plowman y Wade Davis, este último autor del libro.
Tradicionalmente ha suscitado poco
interés entre los botánicos el estudio de las plantas y hongos con propiedades
psicoactivas, exceptuando cuando entran en juego intereses económicos. Aunque
muchas culturas "primitivas" los han utilizado desde tiempos
inmemoriales para trascender –con un uso a
menudo asociado a ceremonias con
rituales de iniciación–, generalmente su uso y
memoria o se ha perdido o ha quedado restringido a grupos sociales más o menos
marginales o aislados geográficamente. Probablemente el rechazo, cuando no
directamente la persecución, de la ortodoxia cristiana y de las otras grandes
religiones monoteístas, ha tenido mucho que ver en ello. Esta situación, sin
embargo, comenzó a cambiar hacia finales del siglo XIX, cuando algunos
etnógrafos describieron el consumo de estas plantas y hongos en algunas
culturas como expresiones espirituales. Y es aquí donde hay que situar a uno de
los primeros botánicos que se interesó por estas plantas y su uso, y que llegó
a ser un gran experto y divulgador, Richard Evans Schultes. Sus trabajos
pioneros sobre el peyote y el teonanácatl se pueden considerar los primeros
estudios etnobotánicos "serios" sobre organismos psicoactivos. Asimismo,
desencadenó toda una serie de acontecimientos que acabarían confluyendo con los
anhelos e inquietudes de la generación beat en los años 50 y los movimientos
contraculturales de los 60 y 70.
R.E. Schultes (a la derecha) [del libro] |
Richard Evans Schultes
(1915-2001) se considera uno de los grandes etnobotánicos del siglo XX. Ya de pequeño
le había fascinado el libro del botánico y explorador del siglo XIX Richard
Spruce sobre el Amazonas, pero fue a Harvard a estudiar medicina, becado por la
Iglesia Unitaria de su comunidad, situada en el área de Boston. En Harvard
conoció a Oakes Ames (1874-1950), un profesor de etnobotánica muy extravagante,
orquideólogo y millonario, de quien llegó a ser su alumno predilecto. Le
dirigió un trabajo de pregrado sobre el uso del cactus del peyote entre los
kiowas en Oklahoma y, más adelante, la tesis doctoral sobre organismos
alucinógenos en México, donde identificó el teonanácatl de los indígenas como
hongos del género Panaeolus. En 1941
Schultes se encontraba en el Amazonas, estudiando el uso del curare por los
indígenas, y cuando Estados Unidos entró en guerra se alistó como voluntario. Sin
embargo, fue reclutado por la Oficina de Plantas Industriales del Departamento
de Agricultura de Estados Unidos (USDA) y enviado a Colombia, como explorador
botánico, para evaluar las diferentes especies productoras de caucho y sus posibles
opciones para cultivo industrial. El caucho era necesario para abastecer la
industria bélica, que hasta entonces había dependido del suministro del SE
asiático que se había interrumpido. Permaneció en Colombia hasta 1953, viajando
esporádicamente a Estados Unidos, Costa Rica o Inglaterra. Cuando se cerró el
programa del caucho, fue reclamado desde Harvard. Durante todo este periodo
había explorado, generalmente solo, unos 80.000 km2 de territorio
amazónico donde las únicas vías de comunicación eran los ríos. Se desplazaba
con su inseparable canoa de aluminio de fabricación artesanal, que tan sólo
pesaba 24 kg. Aprendió dos lenguas amazónicas, inventó el método para prensar y
conservar las plantas en alcohol o formaldehído, que aún se utiliza hoy en día en
zonas tropicales y recolectó unos 24.000 números de plantas, de las cuales unas
3.500 productoras de látex, la mayoría del género Hevea. Además, a partir de sus recolecciones, se describieron unas
300 especies nuevas para la ciencia. También pasó hambre, sufrió ataques de
malaria y beriberi y experimentó personalmente con todas las plantas
alucinógenas de la selva conocidas por los indígenas, buscando siempre quien todavía
conservara el conocimiento tradicional para preparar las pócimas. Curiosamente,
una de sus grandes frustraciones era que, mientras la mayoría de la gente que
las tomaba sufría unas fuertes sensaciones de alteración de las percepciones,
él apenas veía cambios de colores.
Timothy Plowman (1944-1989) era el
discípulo predilecto de Schultes y también experimentaba con todas las plantas
psicoactivas. Los años 1974 y 1975, y bajo la supervisión de Schultes, estudió
las fuentes naturales de la coca en los Andes con un proyecto del USDA. Plowman
acabaría siendo el gran especialista del género Erythroxylum, en el que describió cerca de 40 táxones. En el
trabajo de campo de estos años casi siempre lo acompañó Wade Davis (1953- ),
que durante la década de los años 70 continuó viajando por los Andes y la costa
pacífica, desde Perú hasta Panamá, con alguna incursión en la cuenca amazónica.
La cordillera del Chiribiquete, que Schultes exploró en 1943 (J. Pedrol) |
El libro que nos ocupa está
estructurado en 14 capítulos, cada uno de ellos tiene un hilo conductor. Así,
entre otros, aparecen el peyote, los hongos alucinógenos de México, la coca y
los viajes de Plowman y/o Davis, el curare, el caucho, el pueblo waorani,
varias plantas alucinógenas, los viajes de Richard Spruce a finales del siglo
XIX o el mismo río Amazonas y un buen puñado de afluentes. Pero en cada uno de
los capítulos se mezcla todo: los viajes de Schultes –de
los que la información proviene en buena parte de sus libretas de campo, además
de entrevistas personales–, el viaje de
Plowman y Davis o algún otro viaje de Davis, noticias históricas, historias
personales, información antropológica sobre los diversos pueblos indígenas, la
misma geografía del territorio y, siempre, información etnobotánica,
preferentemente sobre plantas con propiedades psicoactivas. Escrito desde la
admiración por R.E. Schultes y en memoria de T. Plowman, el libro relata las
aventuras de los personajes –cuando no los
mismos personajes: aventureros, botánicos, chamanes, ...–, describe los paisajes y los viajes y explica el contexto
histórico, siempre desde un punto de vista de total respeto por los indígenas y
por sus conocimientos de las plantas. La cantidad de información que aparece es
inmensa y las descripciones son detalladas, pero en general la lectura es
emocionante y fascinante, aunque sea fácil perderse en medio de los ríos,
poblados y culturas amazónicas. Todo el libro rezuma nostalgia de un mundo y de
unas formas de vida que, ya entonces, se extinguían inexorablemente.
|
Cuando Schultes retornó a
Harvard en 1953, primero fue conservador del herbario de orquídeas Oakes Ames,
más tarde conservador de Botánica Económica y, desde 1970 a 1985, profesor de
Botánica. En su nueva etapa universitaria continuó estudiando y publicando
sobre etnobotánica –fue el editor de Economic Botany Journal de 1962 a 1979–, pero sobre todo de plantas alucinógenas. También
publicó una decena de libros fundamentales –algunos
en colaboración con Albert Hofmann– para la
comprensión y divulgación de las plantas psicoactivas. Hacia el final de su
vida adquirió también un fuerte compromiso con la defensa de la selva amazónica
y con sus pobladores ancestrales. Extremadamente conservador en política, en
las elecciones a presidente de Estados Unidos, en su colegio electoral, siempre
había un voto para la reina de Inglaterra. No por ello dejaba de ser un firme
defensor de las libertades individuales. Llegó a ser una figura popular debido
a que, en los años 70, se prestaba a declarar como testigo experto en los
juicios por posesión de marihuana. Mantenía –al
menos en los juicios– una peculiar
interpretación taxonómica del género Cannabis,
y declaraba que no se podía probar, con las herramientas forenses disponibles y
fuera de toda duda razonable, cuál de las tres especies del género era la
decomisada. Y como la ley sólo penaba la posesión de Cannabis sativa ... ¡Las extravagancias del discípulo, al final, no
tenían nada que envidiar a las del maestro!
Al menos tres géneros de plantas, aceptados actualmente, corresponden a epónimos que le honran. En 2015, el cineasta colombiano Ciro Guerra, con un guión basado en parte en una adaptación muy libre de algunos de los capítulos del libro, sobre todo el dedicado a Richard Spruce, dirigió la película El abrazo de la serpiente.
|
Wade Davis (2001). El río. Exploraciones y descubrimientos en la selva amazónica. El
Áncora Editores, Bogotá. 639 p. [Traducción
de Nicolás Suescún; hay también una edición de la editorial Pre-textos, de 2004]
Wade
Davis (1997). One river. Explorations and
Discoveries in the Amazon Rain Forest. Touchstone, New York. 537 p.
Edición
del texto por Edith Castells y Pilar Pérez Ramón.