Carl
Linnaeus (1707-1778) –latinizado como Carolus Linnæus; más tarde, ennoblecido,
cambió su nombre a Carl von Linné, que latinizó como Carolus a Linné– estaba
firmemente convencido de que tenía la misión de poner orden en la Creación. Se
le atribuye la frase "Deus creavit;
Linnaeus disposuit". En pleno siglo XVIII, el de las exploraciones de
nuevos países y territorios, la llegada de nuevas plantas a Europa era
constante. Linneo elaboró un sistema que permitía asignar fácilmente un nuevo
espécimen a un grupo concreto y ponerle un nombre, contando únicamente el
número de estambres y de carpelos. Al mismo tiempo estableció y fijó el método
de nomenclatura binomial que, al separar el nombre de la descripción,
facilitaba su memorización. La comprensibilidad y simplicidad del método
contribuyeron a que tuviera una rápida difusión y una gran aceptación. Pero el
objetivo era conocerlo “todo” en “todo” el mundo, y Linneo era consciente de que
la cantidad de plantas todavía desconocidas era muy grande. Para descubrirlas,
lo mejor era enviar gente preparada a explorar los nuevos territorios. Con esta
misión sus discípulos –apóstoles los llamaba– salieron en todas direcciones:
América del Norte, Japón, China, Egipto, África del Sur, India ...
Ya
en 1735, Linneo se había lamentado del desconocimiento de la flora española y
de la incultura botánica en España, añadiendo además que las únicas
aportaciones las había hecho el francés Joseph Pitton de Tournefort. Parece que
esta afirmación se la tuvieron que escuchar alguna vez los embajadores
españoles e, incluso, el Ministro de Estado, José de Carvajal y Lancaster
(1698-1754) por parte de un grupo de aristócratas ingleses de paso por Madrid.
Así, en 1750, Carvajal, mediante el embajador en Suecia, se pone en contacto
con Linneo y le pide que envíe un discípulo suyo a España. El escogido fue Pehr
Löfling (1729-1756) –latinizado Petrus Loefling–, que había ido a estudiar
medicina a la Universidad de Uppsala, donde descubrió la botánica de la mano de
Linneo. Era un estudiante con grandes aptitudes para la botánica y, ante las
dificultades económicas por las que pasaba, Linneo se lo llevó a vivir a su
casa, con la idea de echarle una mano, pero también para que, como tutor de su
hijo, estimulara el interés de esté por las plantas. Llegó a ser su alumno
predilecto, y le asistió como secretario cuando Linneo tuvo que guardar cama
enfermo de reuma.
El viaje de
Loefling comienza el 16 de mayo de 1751, embarcando hacia Portugal. Hacen
escala en Oporto y desembarca en Setúbal a finales de septiembre, desde donde
va a Lisboa. El viaje hasta Madrid lo hace con Louis Godin, uno de los
matemáticos recién llegado de América, que había participado en la expedición
de La Condamine. Van hacia Madrid por Badajoz, Mérida, Trujillo y Talavera de
la Reina y llegan a la capital el 20 de octubre. Se presenta en el Escorial
ante José de Carvajal, Secretario de Estado y promotor de su viaje, y entra al
servicio de la Corona española con sueldo y cargo de botánico. En Madrid,
rápidamente contacta con los botánicos de la capital, todos ellos boticarios o
médicos, buenos conocedores de plantas, pero que no habían publicado gran cosa
todavía. El grupo lo formaban Joan Minuart (1693-1768), Josep Quer (1695-1764),
José Ortega (1703-1761), Miquel Barnades (1708-1771) y Cristóbal Vélez (c.
1710-1753). Según refiere Loefling, parece que las relaciones eran muy buenas
con Minuart y Barnades, cordiales con Ortega y Vélez y de una cierta frialdad
con Quer. Pronto comprende que estar al servicio de la Corona implica graves
limitaciones de movilidad, porque necesita permisos para salir de la Corte. En
los dos primeros años las herborizaciones están limitadas a las afueras de
Madrid, y las salidas a Aranjuez, San Fernando –donde tiene el jardín Barnades–
o Ciempozuelos son acontecimientos extraordinarios; prepara viajes a Toledo o
San Ildefonso, pero no dice nada más de ellos y probablemente no los llegó a
hacer. En cualquier caso, sus
colegas españoles le cedieron plantas que herborizaron en diversos viajes,
mientras él permanecía en Madrid: Barnades de Pirineos, Minuart de las montañas
de Castilla o Vélez de Andalucía y la Mancha.
Loefling murió de
paludismo en la Guyana, en la misión de San Antonio de Caroní, el 22 de febrero
de 1756. Tan sólo había podido herborizar entre Cumaná y Barcelona. Mientras
vivió, el equipo de historia natural funcionó adecuadamente, pero al poco
tiempo de morir él, Condal desertó y, en agosto de 1757, también lo hizo
Paltor, al sentirse despreciado y degradado por Iturriaga. La Comisión de
Límites fue en sus inicios un auténtico desastre, con un importante retraso y
muchas muertes por enfermedad. El carácter y las decisiones de Iturriaga y su
enfrentamiento con el gobernador de Cumaná, que tenía una actitud claramente
obstruccionista, tampoco ayudaron a mejorar la situación. Hasta que no se hizo
cargo José Solano, no lograron remontar el Orinoco y penetrar por el
Casiquiare. Tan sólo lograron llegar a los enclaves portugueses del Río Negro
en 1759. La Comisión se disolvió oficialmente en 1761.
La versión en
castellano de Ignacio de Asso (1742-1814) sólo contiene la traducción del
prefacio y del diario del viaje, en sueco en el original. El prefacio es obra
de Linneo y es una semejanza y alabanza de la vida y méritos del discípulo. El
diario de viaje lo editó Linneo, según dice en el prefacio, a partir de las
cartas que le envió Loefling durante su estancia en Portugal y España, a las
que añadió algunas descripciones de plantas singulares. También incluyó un
extracto de los manuscritos que le llegaron del período americano. El texto en
español contiene a menudo notas a pie de página y todas parecen obra de A.J.
Cavanilles (1745-1804), editor de botánica de la revista. El original de 1758,
el Iter hispanicum, contiene además
una parte, en latín, dedicada a la descripción de plantas españolas y otra parte
de plantas americanas, así como algunos apéndices e índices finales más.
Observaciones
de Historia natural hechas en España y en América por Pedro Loefling: traducidas del
Sueco, según la edición de Cárlos Linneo, por D. Ignacio de Asso. Anales de Ciencias Naturales 3: 278-315 (1801);
4: 155-191, 324-339 (1801); 5: 82-104, 296-340 (1802). [Disponible en Biblioteca digital del RJB; reimpreso en Memorias de la
Real Sociedad Española de Historia Natural 5: 11-134 (1908), disponible en Biblioteca digital del RJB].
Petri Loefling Iter hispanicum, eller resa Til spanska
länderna uti Europa och America, förrätad ifrån År 1751 til År 1756, med
beskrifningar och rön öfver de märkvärdigaste växter, utgifven Efter dess
Frånfälle af Carl Linnaeus.
Stockholm, Ṫryckt på Direct. Lars Salvii Kostnad (1758). 316 p. [Disponible en Biblioteca digital del RJB y en Internet Archive]
* Para entender mejor la purga que hizo Linneo de la correspondencia de
Loefling, ver G. López González
(1990). La obra botánica de Löfling en
España, pp. 33-49. In: F. Pelayo. Pehr Löfling y la Expedición al Orinoco, 1754-1761. Madrid, CSIC.
190 p.
Edición del texto por Edith Castells y Pilar Pérez Ramón.