El
libro de hoy no es un libro de viajes al uso, y quizás ni tan siquiera se puede
calificar como libro de viajes. Pero su contenido, hablando de plantas exóticas
y tierras lejanas, excitó la imaginación de los europeos de finales del
Renacimiento y fue una referencia ineludible, durante más de dos siglos, en
toda controversia sobre las riquezas naturales de Oriente. Publicado en Goa en
1563, el Coloquios dos simples e drogas
da India representa el primer tratado sobre el terreno, desde un punto de
vista europeo, de las especias que tradicionalmente habían llegado a occidente
a través de la ruta de la seda y, sobre todo, de las plantas que las producían;
además, descubrió a los europeos muchas otras entonces completamente
desconocidas. Hay que tener en cuenta que hacía tan sólo 65 años que Vasco de
Gama había llegado a la India, y que casi todo el conocimiento previo que se
tenía de estas especias –cuando lo había– provenía de fuentes griegas y latinas
o árabes. El libro de los viajes de Marco Polo, dos siglos antes, también había
aportado información sobre algunas de ellas, pero los eruditos europeos
continuaban discutiendo sobre el origen de las especias y las plantas que las
producían.
El
autor, Garcia de Orta (1501?-1568), era hijo de judíos conversos, originarios
de Valencia de Alcántara y refugiados en Portugal. Estudió en Alcalá de Henares
y Salamanca, y en 1526 ya ejercía la medicina en Lisboa. Partió hacia la India
como médico de la flota del Capitán del Mar Martim Afonso de Sousa en 1534 y,
cuatro años más tarde, se instaló en Goa, donde adquirió una gran reputación.
Muy pronto llegó a ser el médico de cabecera de muchos de los virreyes y
gobernadores portugueses, y también de algunos importantes jefes locales. El
mercado de Goa ponía a su disposición todos los productos con los que
comerciaban los portugueses, pero también muchos otros de consumo local y
desconocidos entonces en Europa. Además, su oficio y posición social le permitían
conversar y recoger muchos relatos de la gente que pasaba por el gran mercado
de la ciudad, algunos provenientes de tierras lejanas: navegantes, mercaderes,
religiosos, aventureros, ... Y a menudo les encargaba que le trajeran plantas
no disponibles en Goa.
El
libro está estructurado en 58 coloquios, con dos personajes principales
llamados Orta y doctor Ruano, aunque de vez en cuando también pueden intervenir
otras figuras secundarias. En el primer coloquio se nos presentan los dos
interlocutores: Orta es el residente en la India, el que tiene experiencia
digamos "de campo", mientras que el doctor Ruano es un recién
llegado, con conocimientos librescos que desea contrastar con la realidad de
Oriente. Según Francisco Manuel de Melo Breyner (1837-1903), conde de Ficalho,
representarían respectivamente al Garcia de Orta viejo y experimentado, frente
al Garcia de Orta llegado a la India treinta años antes: un joven erudito,
recién licenciado y con todo el respeto por los tratados de los clásicos.
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En cada uno de los coloquios –ordenados más o menos por orden alfabético– discuten y comentan sobre uno o más productos, casi siempre plantas, pero también los hay dedicados a los de origen animal –ámbar gris, marfil de los elefantes, lacre, perlas, bezoar– o minerales como los diamantes u otras piedras preciosas –rubíes, jades, zafiros, esmeraldas, ... En cuanto a las plantas, una parte importante trata de las especias consideradas clásicas –alcanfor, canela, cardamomo, clavo, jengibre, nuez moscada, pimienta– o conocidas en Europa ya desde tiempos de los romanos y de origen más o menos oriental: aloe, cáñamo, cálamo aromático, coco, opio, incienso o mirra. También aparecen plantas en que las únicas referencias cultas conocidas provienen de fuentes árabes: cúrcuma, plátanos, galanga, sándalo o tamarindo. Pero algunos frutos como el jinjolero, el carambolo, el coco de las Maldivas, la jaca, el lichi, el mango o el mangostán o las hojas de nim, entre otros, aparecen por primera vez en la literatura occidental en este libro. La información básica dentro de cada coloquio está referida a las especias o frutos en cuestión, pero a menudo aporta noticias sobre las plantas que las producen, su utilización, las variantes que presentan y cuáles son las referencias en los tratados clásicos, si las hay. Y todo mezclado, a menudo desordenadamente, con datos de geografía, de historia, de etimología, de etnografía; y además, también pueden aparecer disquisiciones sobre los encantadores de cobras y las mangostas o sobre diferencias entre la medicina musulmana y la hindú, los efectos de una epidemia de cólera o datos dispersos sobre la isla de Ceilán, que parece que el autor conocía de primera mano. Mientras que Garcia de Orta es muy exacto en la descripción de todo lo que ha visto, gracias a sus viajes, o por ser productos vegetales de uso más o menos común, es –según dice el conde de Ficalho– confuso en cuanto a los datos históricos de territorios más o menos alejados y que no conoce directamente. Tampoco es consistente en la utilización de términos geográficos, pero hay que tener presente que eran tierras donde los portugueses intentaban "normalizar" topónimos de origen sánscrito o árabe, que conocían desde hacía poco tiempo.
El abanico de autoridades que
aparecen a lo largo del libro es muy amplio. Plinio, Dioscórides, Galeno,
Avicena, Al-Razi, Abenzoar, Averroes o Laguna están entre los más citados, pero
en conjunto son más de veinte y comprenden la mayor parte de la literatura
médico-botánica occidental y árabe de su tiempo; entre ellos cita algunos que
en aquellos momentos eran muy recientes, como Fernández de Oviedo, Ruellius o
Gaspar Barreiros. Pero si por algo destacan los Coloquios, es por la importancia que da a la observación directa, soslayando
las afirmaciones de los clásicos cuando contradicen la realidad aprendida del
contacto con las plantas y, si es necesario, rebatiéndolos y refutándolos, a
menudo ofreciendo diferentes puntos de vista. El anhelo de conocimiento lo
lleva siempre a intentar separar leyenda y realidad, a menudo haciéndose traer
las plantas de las que provienen los productos vegetales que utiliza y
cultivándolas en el jardín. Por supuesto, alguna vez se equivoca, pero en todo
el libro palpita la idea de que cualquier creencia antigua se puede cambiar por
la vía de la experimentación.
Del
original de 1563 se ha dicho que es uno de los libros con más errores
tipográficos que se han impreso jamás. Además de una paginación caótica, el
libro termina con 20 páginas con los errores detectados por el autor y con una
advertencia: no están todas. Era el primer libro de temática no religiosa
impreso en Asia por los europeos y con un editor totalmente inexperto. En
realidad, la versión original de los Coloquios
tuvo muy poca difusión: estaba escrito en una lengua minoritaria, de lectura
dificultosa debido a los errores tipográficos, publicado en una lejana colonia
asiática y seguramente con una tirada muy limitada. Sin embargo, la propagación
por Europa de su contenido fue muy rápida debido a la adaptación resumida y en
latín, de Carolus Clusius (1526-1609) –latinización de Charles de l’Écluse–, publicada
ya en 1567: Aromatum et simplicium
aliquot medicamentorum apud Indos nascentium historia. Aparecieron cuatro
ediciones más hasta 1593 y fueron la base de las versiones italiana (1575) y
francesa (1602). Además, el Tratado
de las drogas y medicinas de las Indias Orientales de Cristóbal Acosta (o Cristovao da
Costa) de 1578, con varias ediciones a lo largo del siglo XVI, está basado en
gran parte en la obra de García de Orta, y se hicieron también traducciones a
varias lenguas europeas, latín incluido. Su influencia también fue decisiva
sobre la obra de Nicolás Monardes, que trata de las plantas medicinales de las
Indias Occidentales (1574), y que utiliza un planteamiento muy similar. La
versión que he utilizado es la del conde de Ficalho, en dos volúmenes –publicados
en 1891 y 1895–, revisada y corregida, de tipografía clara y con los coloquios
perfectamente delimitados, lo que la hace muy agradable de leer, sobre todo si
se compara con el original. Además, esta versión contiene numerosas notas a pie
de página, algunas muy extensas –a veces más que el mismo coloquio–, siempre
muy documentadas y muy a menudo imprescindibles para la comprensión botánica de
las plantas en discusión, y que también inciden en cuestiones etimológicas,
históricas o geográficas. Mis conocimientos rudimentarios de portugués no me
permiten apreciarlo, pero en Portugal se considera que el estilo literario del
conde de Ficalho es uno de los más claros, elegantes y luminosos del siglo XIX.
Los géneros Garcinia de Linneo –dedicado conjuntamente al botánico
suizo de origen francés Laurent Garcin (1683-1752)–, Garciana
de Loureiro y Garcia de Rohr honran
la memoria de Garcia de Orta. Su familia –madre y dos hermanas– había sido expulsada de Portugal en 1549 por
judaizantes y se instalaron en Goa. La Inquisición se implantó en Goa en 1565
y, aunque en vida Garcia de Orta no tuvo ningún contratiempo, fue juzgado por
judaísmo póstumamente y condenado. Sus restos fueron exhumados y quemados en un
auto de fe en 1580. Antes, en el año 1569, una hermana suya había sido
condenada y quemada viva en la hoguera.
Garcia da Orta (1563). Coloquios
dos simples, e drogas he cousas mediçinais da India ... Ioannes de Endem,
Goa. 264 p.
[Disponible en Biblioteca Nacional de
Portugal]
Coloquios dos simples e drogas da
India por Garcia da Orta. Ediçao ... pelo Conde de Ficalho.
Imprensa nacional, Lisboa. Vol. I, 1891, 385 p. Vol. II, 1895, 443 p. [Disponible en Biblioteca Nacional de Portugal, Biblioteca digital del RJB e Internet Archive]
Lectura complementaria:
Conde de Ficalho (1886). Garcia da Orta e o seu tempo. Imprensa
Nacional. 392 p. [Disponible en Internet Archive]